lunes, 10 de noviembre de 2008

Elección

Curiosa virtud con la que el ser humano ha sido dotado.
Elegir, ser capaz de escoger entre las opciones que se disponen ante nosotros, nunca ha sido fácil. Siempre tenemos la oportunidad de elegir, quizás no la de elegir algo que nos agrade, que nos guste, pero si por ejemplo la de elegir entre dos penas. De esta forma todos los días elegimos, elegimos ser seres civilizados, elegimos no matar a quien se nos ponga en frente, elegimos no prestar atención en clase o tomar apuntes, saludar a aquel conocido o ignorarlo, fresa o chocolate, dulce o salado...


Claro está, dentro de todo esto existen unas decisiones más importantes que otras, más decisivas, pero
decisiones al fin y al cabo . ¿ Qué regla matemática existe para saber qué decisión es la más correcta?. Dime, venga, ¿ qué hago? ,¿tengo que dividir?, ¿ me llevo dos? vale, y ¿ahora qué, saco el mínimo común múltiplo? ¿La tangente? ¿Quizás hallando el perímetro? Puede que si descubro a qué hora se cruzan los dichosos trenes... quizás así pueda llegar a discriminar qué opción es siempre la más correcta. Debe haber una fórmula sin riesgo a fallar. ¡Vamos! ¿No piensas como yo? ¿ Acaso las matemáticas no son imprescindibles y según algunos hasta omnipotentes? Pues de ser así dime cual es la maldita fórmula matemática que aliviará mi mente del peso de elegir y de ser responsable de mis acciones. Bríndame la condenada escusa, aquella a la que echar culpas cuando no elija bien. Me apiado de aquellos que creen que todo es tan simple como una estúpida operación matemática y de paso de los que se creen poderosos al controlar lo finito, lo visible, lo simple, lo palpable, lo mecánico, lo artificial. A todos ellos, trázenme una línea que me limite, divídanme hasta llegar a un número primo y luego intenten entender la complejidad de la mente humana contando con los dedos.

Con todo lo anterior no quiero criticar a las matemáticas, ni siquiera a quienes se dedican a su estudio. Ni pretendía mostrar esa idea, pero hay cada cateto por ahí suelto... cada imbécil que critica sin saber, que alardea de lo que no tiene... que es normal que me ponga a la defensiva. Pero en realidad, si te sirve como dato, yo quería ser profesora de matemáticas, y además en este momento no estoy para hacer un debate ni contarte mi vida, así que tras la aclaración volvamos a la idea de la elección.


Son las 7:32 de la mañana, en casa no se escucha nada. Estoy acostada en mi cama mirando el frente. Hoy tengo examen. Examen para el cual estuve toda la tarde y noche anteriores "intentando" estudiar. Sinceramente no lograba concentrarme. De ninguna manera. Las horas se agotaban como si de la esencia de una vela se tratase. El tiempo se derretía... se agotaba y cada vez quedaba menos. Toda una noche para leer dos páginas. ¡Vaya! ¿ todo un record eh? Cuando me daba cuenta ya estaba mirando las musarañas, el baño, la cocina... Encontraba mil cosas por hacer que no fueran dedicarme en profundidad a los apuntes. Había perdido mucho tiempo, lo mejor que podría hacer es estudiar de los apuntes, sin hacer esquemas, ya no me daría tiempo. Y me aprendí la primera página, muy bien. ¿ Y ahora? Era tardísimo así que como otras veces al ver que mi cabeza sufría el terrible efecto de la fuerza de gravedad decidí leer los apuntes en la cama, para descansar un poco. ¡Claroo! ¡Cómo si yo no supiera que desde que apoyase la cabeza caería rendida! Que ..."inocente" que soy, vamos.
Así que aquí estoy. Las 7 y media de la mañana, examen que se pospuso por razones de tiempo, que es un temario extenso entre el tema y los comentarios, y yo sin estudiar. Atiendo lo suficiente en clase como para entender en totalidad los apuntes. Pero no soy una grabadora, si no me los repaso no sabré ponerlos en el examen.
"No tengo ganas de ir a clase", "no tengo ganas ni de levantarme de la cama". Si te contase que me sentía mal no te estaría mintiendo en absoluto. Los nervios muchas veces pueden hacer más daño que la peor de las indigestiones. Pueden llevarte a crisis, a llantos, hacerte temblar y oscurecerte por dentro. Me duele la cabeza. No dormí... y para nada. Dentro de 30 segundos aparecerá mi hermana por la puerta, rompiendo mi tensión y mi reflexión interior para meterme prisa. "¡Que ya es tardísimo Neri!". ¿Has sentido como es estar dentro de la boca del león? ¿ Y si eres tan estúpido de meter tu la cabecita? Se me fue la bola. Tengo que decidir algo pronto, deprisa. ¿Qué hago? Rápido, rápido, piensa. Si voy a clase lo más posible es que suspenda el examen. Si me quedo aquí... ¿qué? ¿ Cómo diantres lo justifico? Además perdería clases. " ¿ Y si voy más tarde?" Perdería clases y no tengo quien me lleve, no puedo depender de eso. Esto es asunto mío, tengo que ser yo la responsable. ¿ Qué es lo mejor que puedo hacer? Puedo ir a clase e intentar hacer el examen. Idiota... ¡Si no te sabes las cosas como para aprobar! ¿ Piensas bajar así tu nota, por una tontería? pero... es que ¿Acaso no es lo que te mereces? ¡Se acabó!
No puedo seguir dependiendo de buscar opciones. No puedo seguir intentando hacer las cosas de la forma mejor para mí, no si no gano del todo o si dependo de otros.
Hay que asumir la realidad. Voy a clase. Estudiaré en la hora libre de griego y luego haré el examen en el recreo. Quizás me muera del agobio y el miedo. De la presión. Pero no hay más que hacer. Total... es un examen. Si lo suspenso será por no estudiar, y me servirá de escarmiento. No sirve de nada retrasar los combates. Puede que acabe muriendo de todas formas.
Mi hermana hace acto de presencia en mi habitación y como de costumbre me mete prisa. Me levanto me visto, cojo los apuntes y fuera. Me siento como una condenada. No me dará tiempo... si no lo estudié en un día libre, ¿como me lo estudio en una hora?.
Hora libre de griego, tras pedir el mayor de los silencios me dispongo a estudiar. Los órdenes arquitectónicos son más simples si se dibujarlos. Subrayo y memorizo todos los datos d forma simple. Ya me sé la Arquitectura Griega, al dedillo. Eso y la introducción que aprendí anoche, ya solo resta la escultura. * Suena la sirena* Me asombra haberme podido estudiar toda la arquitectura, pero ¿ que hago con la escultura? En lo que vuelven las chicas del otro edificio me leo la escultura, recuerdo todas las imágenes que pusimos en clase. ¡Venga tu puedes! ni de coña... te faltan los comentarios. Me los miro a escondidas por encima y tengo fe en mi capacidad de improvisación.
Llega el examen. Me dará una taquicardia, seguro. Entonces todas irán a verme al hospital y nos libraremos de hacer hoy el examen. Sí exacto, esa es la solución. Ahora caigo rendída, y la silla y la mesa conmigo, ya puestos a hacer escándalos. Total, la comida de los hospitales no es tan mala...
Tras dejarme el examen y 2 hojas resulta que no es tan complicado. Comienzo a vomitarle todo los conocimientos que gracias a la hora de concentración anterior pude adquirir. ¡Vaya! ¡Si resulta que lo que explicaba el profesor tenía sentido! 6 hojas. Le escribí 6 hojas. Estoy segura de haber puesto perfecto toda la Arquitectura. Escribía rápido y lo mas clara posible, me sabía la teoría y tenía que resumir y ser consisa, pero me explaye con ganas, mientras se lo escribiera bien daba igual que le explicase los detalles. En los comentarios puse lo que me sabía seguro y lo demás lo básico e imprescindible. La memoria me ayudó a recordar autores y fechas. Y al parecer no me salió tan mal. Sobretodo para no estudiar la noche anterior...


De todo esto podemos sacar una conclusión:
Aveces, el miedo a fallar nos impide intentar las cosas. Si nos arriesgamos o si nos limitamos a ser responsables podemos sorprendernos de la capacidad de adaptación del ser humano. Capaz de sobrepasar los límites en los peores momentos.

Esconder los problemas no hará que desaparezcan. Quizás solo provocará que aparezcan cuando más daño puedan hacerte.


Perdonen si hay cosas mal expresadas. Empiezo a escribir y me olvido del orden y demás.

4 comentarios:

  1. Es cierto, no existe ninguna fórmula matemática perfecta para todas las elecciones. Ni siquiera para una sola elección. Cuando alguien quiera convencerte de que todo es matemático, de que para todo hay un opuesto... Pregúntale que cuál es el opuesto de la envidia, o el opuesto de una guitarra. Simplemente, la diversidad suele mantener cierto equilibrio.

    En cuanto a lo de los exámenes, estudiar bajo presión suele dar buen resultado si únicamente quieres aprobar. Muchas personas sacan (no me excluyo ;P) carreras enteras así, lo cual no implica que luego recuerden/sepan integrar/sepan utilizar todo lo que han estudiado.

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  2. Tienes mucha razón gracias por comentar^^

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  3. Yuos que bestia, al hospital dice xDD quita quita, que si no el maestro nos suspende a todas por no poder comerse el donut xDDDDDDDDDD
    Lo de que el miedo a fallar nos limita es cierto :( [he aqui un claro ejemplo de ello O__oUUUU]

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  4. PD: el pc ya ha vuelto a mi podeeeeeeer! ÒwÓ pero tengo que instalar un monton de cosas T.T

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