jueves, 26 de febrero de 2009

Confianza.

"Si oyes una voz
dentro de ti diciéndote ‘no sabes
pintar’, pinta, faltaría más, y la
voz se callará"
Vincent Van Gogh.



“Lo que un hombre piensa
de sí mismo es lo que
determina su destino”
Henry David Thoreau



La confianza es definitivamente uno de los engranajes imprescindibles para el correcto funcionamiento de la máquina de nuestros sueños y objetivos. Sin ella, la máquina se paraliza y deja de funcionar. Ya puedes poseer todos los mecanismos que tú quieras, que sin ella, no funcionará correctamente.

El miedo a fracasar muchas veces nos inmoviliza volviéndose un obstáculo en nuestro camino. Lo intenté y falle. ¿Qué se supone que hago ahora? No quiero volver a fracasar.

Claro, si las cosas no son perfectas, no sirven ¿no? Resulta que la única manera de que las cosas se asemejen más a nuestro concepto de perfección es practicando y fracansando para que fracaso tras fracaso podamos corregir errores y limar asperezas. Pero nuestra "gandulitis crónica" siempre nos hace ir por el camino más fácil y práctico, por el que podamos obtener resultados inmediatos, obviando si los resultados son los óptimos.

¿Nunca les pasó que jugando a un videojuego (sobretodo aquellos como Super Mario, Crash Bandicoot o Sonic que eran de plataformas) empezaban la fase y la intentaban hacer perfecta a toda costa? Está bien, vamos a explicarnos más y mejor. Por ejemplo, en el videojuego de Crash Bandicoot había que recoger manzanas (a las 100 se convertía en una vida) y que romper cajas. Algunas cajas eran especiales y además estaban unas piedras que debías conseguir para continuar en el juego.

Luego habían algunas fases que eran en continuo movimiento y tenías que estar atento para que no se te quedara nada sin coger. Pues bien, al principio cuando no se tiene mucha experiencia es imposible coger todas las manzanas o romper todas las cajas. Sí, puedes superar la fase sin coger todas las cosas, pero no es lo mismo. No sabe igual. Una vez pasas la fase tu próximo reto consiste en hacerla perfecta, sin un fallo. Y para conseguirlo necesitas jugar muchas muchas veces.

Vale, ahí es donde quiero
enfatizar mi reflexión. Cuando empezabas a jugar y de repente veías que se te quedaba algo atrás y por lo tanto tu partida no sería "perfecta", lo mínimo que tenías que hacer era tirarte por el acantilado o en su defecto estamparte contra un monstruo para acabar esa partida, y así volver a comenzar una en la que poder obtener todas las cosas. Era así de fácil. Algunas veces sólo tenías que quitar los dedos del mando y esperar un instante a que se avalanzaran sobre , o si no como dije "suicidarte" para renacer puro y limpio. Así pasaban las partidas y partidas hasta que tras mucho practicar llegara el día en que lograras hacerla perfecta y pudieras proseguir con otra fase.

La vida real lamentablemente no es como en los videojuegos. Si fallas, no puedes suicidarte o esperar que te maten y comenzar una nueva partida. La perfección no existe. Así que la única manera de seguir la partida es aferrarnos a lo que para nosotros es "lo óptimo" y confiar en nosotros. No por no conseguirlo todo el mundo se acaba. No por fracasar, se dejan de conseguir objetivos.

Fracasar es un paso más, no un fin último.

lunes, 16 de febrero de 2009

El falso Espejo


El falso espejo (1928) René MAGRITTE.

Para crear esta pintura surrealista, Magritte se inspiró en un grabado del arquitecto del siglo XVIII C.N. Ledoux. Además, gran importancia tuvo en la obra un verso del poeta surrealista Paul Éluard que dice así:
"En los ojos más sombríos se encierran los más claros"


Los sentimientos. Las emociones.
Obsesionados por querer derrocarlos a un segundo plano no somos capaces de reconocer su importancia.
Cuanta razón tenía el escritor británico Graham Grenne (el cual para mi curiosidad nos abandonó exactamente un día antes de mi nacimiento) cuando dijo:


"Llamamos Sentimentalismo a los sentimientos que no compartimos"
La incomprensión y la indiferencia humanas nos conducen a un pronunciado egoísmo, en el cual nos creemos únicos protagonistas y dueños de las emociones. Mártires de la situación. Agonizantes personajes que sufren infinitamente cada una de sus dolencias. Pero todo se torna de otro color cuando dejamos de mirarnos en el espejo para observar al resto de seres vivientes.
Entonces, todo puede llegar a ser tan superfluo y trivial. Tan dramático. Observar las emociones ajenas nos produce... un extraño sentimiento de impasibilidad, de fortaleza.
Con esto de nuevo vuelvo a remitirme a refranes y es que "Mal de mucho, consuelo de tontos".

"Me considero más fuerte por no sufrir tus dolencias. Me considero más fuerte por no rebajarme a sentir lo que tú sientes. Más fuerte, por no llorar. Más fuerte, por no gritar. Más fuerte... por no sentir.

Sé controlarme mejor, y por eso soy más fuerte. Por eso, no soy tan sensible. Por eso, los sentimientos... no importan, no me afectan."

¿Cuánto egocentrísmo podemos albergar en un cuerpo adulto? ¿Tanto? ¿Cuándo nos daremos cuenta de que no somos los únicos seres con sentimientos?. ¿Cuándo reaccionaremos y aprenderemos a ser más sensibles para poder entender mejor a los demás, al sufrimiento ajeno?.

Quizás no hoy. Puede que tampoco mañana.

Si no nos comunicamos, jamás podremos entendernos. Seguiremos individualizando emociones, creyéndonos los más especiales y a la vez, los más fuertes.

Si no te expresas, no puedo apreciar lo que piensas, lo que sientes.
Entonces nace el Arte.
Porque con él entendemos poco a poco mejor cada día a los demás.

Porque con el Arte mostramos al Mundo nuestros sentimientos y nuestras emociones. Nuestros pensamientos e incertidumbres. En busca de una respuesta del Mundo.

Emitimos un mensaje para aquél que quiera recibirlo. Y así poder mejorar la comprensión entre unos y otros.

Lamentablemente, muchos de aquellos emisores tan importantes no podrán recibir una respuesta nunca más, pero su mensaje perdurará para siempre en las mentes de aquellos en los que se instalaron y dieron fruto, sirviendo de inspiración, ayudando a crear una mayor tolerancia y a enriquecer almas difusas e incompletas.

El arte.
La pintura. La escultura. La arquitectura. La literatura. La música. La danza. El cine.

Elige la manera que prefieras para expresarte, pero házlo.


Y me mostraré al mundo como un cristal buscando que el mundo se vuelva más cristalino.

viernes, 6 de febrero de 2009

Frío.


Llovió toda la noche.
Incansablemente.

Y cada estrepitosa gota de lluvia se sumía en el silencio.
Quizás en el silencio de los ignorantes, de aquellos que callan por miedo a no saber lo que dicen.
O puede que fuera el silencio de quienes viven en armonía, los que no necesitan pedir más de lo que tienen.

De una manera u otra, yo callaba. Sellando mis labios a la amargura de las palabras.


Y mi silencio era frío. Húmedo.

Como aquella apacible noche en la que mis mariposas no dejaban de revolotear y yo cerraba los labios con fuerza, por miedo a que salieran.