domingo, 26 de junio de 2011

El abrecartas

Quiero plasmar exactamente lo que se me está pasando por la cabeza en este momento. Me gustaría coger un abrecartas, hacerme una brecha en el cráneo y meter la mano para sacar una porción de mi lo suficientemente esclarecedora para que fuera sencillo de entender.
Ojalá expresarse fuera tan sencillo como estirparte un pensamiento y estamparlo en papel. Pero no lo es.
Se necesita tiempo y dedicación.


Ya lo haré. Pronto.

viernes, 17 de junio de 2011

¿Días de 30 horas?

¿Nunca se les ha ocurrido la idea de que el día debería tener más horas?

Demasiadas cosas en mente.

Me gustaría poder leer muchas más horas al día. Ver más películas. Salir más por ahí.
Crear más.

Pero cuando te das cuenta es de noche. Y estás demasiado cansada para soportar una lectura, o para ver una película. En cambio puedes pasar horas dando tumbos en la red buscando cosas que te interesan, leyendo blogs (gracias G. Reader), aprendiendo un montón de cosas, editando fotos. Curioseando siempre al fin y al cabo.

Se me escapa tanto el tiempo ahora que estoy de vacaciones que estoy haciendo listas de todo para no pasar cosas por alto:

  • Lista de los libros que quiero (y tengo, porque he de devolver algunos esta semana a la biblioteca) leer.
  • Lista de las películas que quiero ver, las que he sacado o me han prestado, y de las que he visto y me han gustado mucho.
  • Lista de las cosas que debo hacer -ésta sí que es importante- porque se me olvidan y luego empiezan los agobios.
  • Lista de cosas que quiero buscar o sobre las que quiero informarme.
  • Lista de las cosas que quiero hacer este verano.
Y además de las listas, apuntar en la agenda todas las citas y compromisos que surgen, que son unos cuantos y se me va mucho la bola con eso.

¡Ojalá el día durase más! Hay tantas cosas que quiero hacer, probar. Tanta gente a la que quiero ver y con la que quiero compartir momentos. Y aún así, tantos momentos de soledad de los que quiero disfrutar.
Siempre lo he dicho, una de mis peores facetas es mi impaciencia. Pero contra ella solo me queda tener fe y aprender a organizarme bien.


¡Ah, por cierto! Esto del mes sin pan es un suplicio. No vale ya con no poder desayunar tostadas o biscotes y buscar alternativas. Tampoco con salir a comer fuera y buscar otras opciones que a su vez no se salgan de mi diminuto bolsillo. No. Ni siquiera con que tus padres te hagan pasar por ir varias veces a comprar el pan, aguantando como una campeona frente a unos 20 tipos de panes distintos. Sino que , encima, vas a ver a tu abuela y te soborna:
Venga, ¡pero mira que bueno! ¡Es pan alemán! hmmmmm... buenísimo. Venga, si nadie te ve, es como si no hubiera pasado - me sonríe-.
Claro, ya. Como si no hubiera pasado. Eso estaría bien si el reto lo pusiera otra persona o si fuera algo imposible. Pero si es un reto personal, y no lo consigues, adiós a la gracia.
Y sí, ahí estábamos el pan alemán y yo, mirándonos con osadía.
Es tut mir leid, mein Schatz, aber ich bin starker.
Le solté en toda su costra de semillas de pan negro. Y me largué.
¡Bam!

¡El reto de este mes va a ser pan comido!

Ah, y es cierto eso de: A falta de pan, buenas son galletas. Este mes lo he aprendido con creces.

miércoles, 1 de junio de 2011

Esto es junio, señores

Exacto, hoy empieza Junio.

Como quien no quiere la cosa, en un leve soplido ya ha pasado medio año de este 2011. Seis meses que han pasado volando, por no decir el curso entero, que se me ha pasado rapidísimo. Hoy si todo sale bien, habré hecho mi último examen (si no, tendré uno la semana que viene), y he de decir que este semestre me he esforzado mucho más que otras veces ya que solo teníamos 3 asignaturas con muchisisisisisisisssísimas horas. Terminé el curso intensivo de japonés II (3 días x 4 horas a la semana = 12), que aunque me lo pasé genial, me quitaba muchísimo tiempo por las tardes.

Otra cuestión que destacar es que este mes he hecho ya un año de carnet, y qué cambio el no tener que estar pendiente continuamente de no sobrepasar los límites.

Algo que me ha puesto también de muy buen humor es mi nutricionista. Sí, lo sé, te alaban tus buenos resultados para motivarte y subirte la autoestima, en muchos casos para conseguir buena publicidad, para adularte... pero en cuanto a la mía, he de decir que valoro mucho su afecto. No me había dado cuenta, aunque es algo que siempre tengo en la cabeza de alguna manera y lo que ha forjado mi manera de ser, de todo lo que he conseguido en estos cuatro años. He logrado pasar de estar enferma, a mejorar notablemente mi situación y... con el método tradicional. Cuando veo personas que están, o han estado en mi misma situación y no son capaces de encontrar las fuerzas a tiempo, me apeno. Porque si hay algo que he aprendido desde entonces, es que no eres verdaderamente consciente de las consecuencias hasta que las estás sufriendo de lleno. Y cambiar... y dejar de focalizar las razones ajenas por las que no puedes avanzar para centrarte en las que puedes dirigir, es muy complicado, pero se vuelve la única solución válida. Ayer, echando un cálculo, me di cuenta de que en cuatro años a base de descansos, de cambios de subidas y bajadas, pero de una manera de pensar nueva y nuevos hábitos, he conseguido bajar 30 kilos exactos a base de aprender a comer y a moverme.
He tenido épocas en las que he adelgazado de manera constante, con sus respectivos descansos, tiempo en el que me mantenía... pero no he pasado ninguna penuria. No he tenido que pasar por un quirófano. No he tenido la necesidad de castigarme ni física ni mentalmente. Es más, mi felicidad y aceptación han ido subiendo progresivamente. He aprendido a darme cuenta de lo férrea que puede ser la voluntad, de lo importante que es errar y fracasar, de lo esencial que es corregir. De lo feliz que puedes ser si buscas un equilibrio. Porque no es cuestión de kilos, porque durante toda nuestra vida los perderemos y los recuperaremos. Los kilos vendrán y se irán, pero lo que realmente es importante es cómo sepas llevarlo. Lo importante es como estés preparado para afrontar los cambios, para aceptarlos y para dirigirlos. Y todo, todo lo que puedas aprender de ellos. A día de hoy, mi peso vuelve a tener dos cifras, algo que no ocurría desde hacía años. Y estoy muy orgullosa de la persona en la que me estoy convirtiendo.
Si quieres, puedes. Sólo hay que no dejar de intentarlo

Bueno, bueno, y después de todo este rollo personal-moral, vamos a la cuestión por la que abrí la ventana de blogger y empecé a escribir hace un rato:
¡Que ya estamos en junio!

Y no, no es mi cumpleaños ni nada por el estilo, pero eso significa que me quedan escasas horas para terminar mi retardado reto de mayo. Para serles sincera, no me apetece mucho entrar de nuevo a las redes sociales porque el despegarme de ellas me ha ayudado a centrarme en otras cosas. Pero sí que tengo ganas de entrar por hablar con gente con la que hace tiempo no hablo, y por ver todo lo que la gente me ha ido poniendo porque se aburrían o querían verme cara de asesina. También he de confesar que he echado de menos subir fotos (lo de sacar fotos si que es adicción y lo demás bobería) y compartir muchas cosas, pero... mayo ha sido un mes intenso y agotador.

Por lo tanto, a partir de mañana día dos a las 16:00 una servidora volverá a estar por el fatigoso mundo de las redes sociales.
¡Viva la voluntad!

Y ahora... lo mejor (peor) de todo:


Reto de Junio: JUNIO SIN PAN.


Sí... dicen que cuando algo es duro, se vuelve más largo que un día sin pan. Señores y señoras, imagínense un mes.

Panecillos de mi madre
Creo que este va a ser el reto más complicado con diferencia. Un mes sin café, vale. Uno sin chocolate, duele, pero se consigue. Uno sin entrar en redes sociales, se pasa. Pero... un mes sin pan. Un mes sin pan es un sacrilegio.

Aún así voy a conseguirlo. Desde hoy hasta Julio, no podré comer ningún tipo de pan (blanco, integral, pan de molde, pan bizcochado, pan de hamburguesas/perritos o derivados, de leche, de matalauva, de millo...). No voy a meter en el saco a cualquier tipo de dulce, como pueda ser croasanes o por ejemplo el caso de las pizzas. De todas formas, serán cosas que por la dieta no podré comer habitualmente, pero si surge la ocasión tampoco voy a ser tan rígida. Ahora bien, son los casos menos importantes porque como buena española estoy acostumbrada a comer pan a diario. Ya sea pan integral, pan de molde o pan bizcochado (biscotes) y sobre todo mi reciente amor por el pan alemán. Voy a tener que cambiar los desayunos de biscotes con embutido o aceite de oliva por cereales integrales o fruta. Y cuando me entre hambre ya no podré comerme rebanadas de pan de molde integral a palo seco. Nada de bocadillos de ninguna clase.

Para mi el pan es uno de los alimentos más básicos, por mucho de que los orientales no lo tengan asentado en su dieta. Y he de decir, que últimamente me he pasado por muchos blogs de cocina y he visto recetas que abrirían el apetito a cualquiera. Tiene tantas y tantas posibilidades y todas tan apetitosas.

PD: Cosas graciosas que pasan y hoy es todavía el primer día:

1. Acabo de ir a recoger a mi hermana a casa de mi abuela y me aparece con papel de aluminio con algo de comida dentro:
¡Neri, coge un poco, yo no puedo sola!
¿Qué es?
Pan frito con azúcar, ¡Está buenísimo!
Yani, estamos en Junio...
¡Ouch!
2. Hoy fui a almorzar a un restaurante con gente de clase y en uno de nuestros momentos excéntricos nos cogimos de manos y nos pusimos a hacer el amago de bendecir la mesa. Al final, tras pasar la pelota de "Bendice tú" "No bendice tú que yo soy la segunda y da mala suerte", etc, una amiga accedió a bendecir. Con los ojos cerrados y todos unidos de manos nos dispusimos a escuchar el discurso, todos con una sonrisa en la boca a punto de estallar en risa. Así dijo mi amiga: Bueno, agradecemos el pan de cada día... - cuando saltó otra amiga : No, no, no, no, Ner no.
Y casi me atraganto de la risa.

Sólo estamos a día uno, y ya empezamos ya...


¡Será duro! Pero como siempre, tendremos que buscar alternativas y sacaremos mucho provecho de ello.

Tengan un buen mes. Háganlo especial.