lunes, 12 de abril de 2010

Aventuras.




Hoy es un día extraño.
Y no, por una vez no me refiero a mi estado anímico o al tiempo.


Esta mañana al levantarme, como todos los días, se me pasó por la cabeza el no escuchar a mi padre diciendo: ¡Nereida! ¡Qué es tardísimo! ¡Levántate ya! y como una rebelde, girarme hacia el otro lado cual carne medio asada y seguir durmiendo, plácidamente sobre la parrilla.

Pero mi padre seguía gritándome a mí y a mis hermanos, y mi madre le hacía los coros.
Dije: No venga, vamos. Como llegue tarde a lengua, Marina -la profe de lengua a la que le irritan las botellas de agua, los móviles y más que nada la impuntualidad- me mata. Y yo, quieras que no aunque acabe de cumplir 19 años, soy joven. No quiero morir aún. Menos a manos de algún Doctorado.

Así pues, me levanté. Busqué la ropa, metí los libros en la mochila y corrí escaleras abajo porque, efectivamente, era tardísimo -como de costumbre-. Por suerte, mi padre iba a la capital así que me ahorré un viaje en guagua y llegué a tiempo a la universidad. Para mi sorpresa, entendí algo en la clase de lengua. Y además, cuando casi me muero de la tos en clase y bebí agua Marina no sólo no me soltó el típico : ¿Es totalmente necesario e imprescindible beber agua en este momento? Sino que además cuando salí de clase para tomar aire y toser a gusto, me dijo: ¿Estás bien? Sí, es que me duele la garganta. La pobre. Toda considerada ella oye.

En clase de alemán debido a que quería hacer un par de cosas en la ciudad, pensaba en irme a la segunda hora. Pero como mañana y el viernes no tendré clase (reuniones y cosas suyas) aguanté como toda una valiente hasta la una.


Al salir, me fui a la Biblioteca del Estado e hice un buen desfalco. Saqué 4 dvds (2 de ellos eran series anime con 20 capítulos cada una, unas 9 horas cada pack de anime gratis, oh si). Además mi hermano pequeño llevaba meses pidiéndome ver esa serie en Internet. Obviamente, no tengo tiempo para mi, voy a tenerlo para él. Fue todo un hallazgo la verdad. Saqué también 5 tomos.

Y allí estaba yo, con la mochila a rebosar de material prestado, todo de golpe, por haberme penalizado una semana sin poder sacar nada. ¡Qué orgullo!

Mi siguiente parada fueron las tiendas de la calle comercial de Triana. Pero tras mirar y mirar, nada era lo suficiente suculento para que yo abriese mi cartera. Llegué entonces al otro extremo de Triana. "Plaza de las Ranas" allí, tras pasar por la Peregrina y entrarme ganas de sacar fotos a calles antiguas, llegué a la Biblioteca Insular, me hice socia (no lo era) y realicé otro desfalco. Quizás en menor medida. Saqué 2 tomos de una serie que pensaba mirarme algún dia con tiempo por Internet, y 3 manuales sobre escritura, coaching literario y narrativa.

Esperé otra guagua y volví a casa. De camino, saboree alguna que otra palabra de mis flamantes adquisiciones. Aterricé en dónde vivo, comí (4:10pm) y cuando fui a lavar mi plato... Aquello parecía más pocilga de lo normal. Todo estaba lleno de platos, calderos, cubiertos y un largo, pringoso y extenso etcétera. Así que como habíamos tenido un día aplicado, dimos ejemplo, y tardámos 1 hora y algo lavando y restregando loza. Descubrí que el mundo es como una cocina sucia, llena de trastos, desechos y comida (en buen y mal estado). No es que sea insufrible no, y sí, su estado es culpa nuestra. Pero aunque lo veamos todo asqueroso y nos entren ganas de tirar la cocina a la basura -no lo pruebes, no cabe en la papelera- tiene remedio. Sólo necesitas voluntad. Con eso y trabajo, puede ser un lugar ordenado, útil e incluso bonito.

Volviendo al tema, ¡Bien!, acabé [Tus ganas]. Vuelve mamá con la compra. Con toneladas de compra por colocar. Encima de que le hice café, que poco considerada.

Nada. Se te hacen las 6 limpiando, y no hay nadie en casa.


No hay nadie en casa.


¿Y qué, te preguntarás?

1. Somos 7 en casa. Somos 5 hermanos y mis padres. Bueno, y un cachorrito. Yo soy la hermana mayor. De todos, menos de mis padres.
2. Es lunes.
3. Te repito que estoy sóla en casa, un lunes.
4. Solaaaaaaaaaaaa...
5. "Yo" sola. Sólo yo.
6. Ni hermanos, ni padres, ni perro.
7. Mmmm sola.

Es raro (para mí) sí, pero ¿Y qué?

Pues:

1. La tele está apagada.
2. Puedo cerrar las puertas y casi parece que la casa está limpia (Nota: pero no las abras no te vayas a decepcionar)
3. Cada dos minutos no tengo a uno de mis hermanos al lado contandome qué se está echando por la tele, lo último que hizo Hanna Montana, con quién está saliendo qué Jonas Brother, preguntas sin respuestas sólo por afán de preguntar e interrumpirme o pidiéndome que mueva mi culo de la silla del ordenador, como no, en un tono amablemente agresivo.
4. (Y puede que lo más importante) Hay silencio. Hay silencio. No es que ame el silencio, puede llegar a ser incómodo y deprimente. Pero cuando vives a base de ruidos, aprendes a valorarlo.



Realmente, hoy he aprendido muchas cosas, he tenido un día productivo, y he tomado una decisión, que espero que no acabe en otra determinación más y con el tiempo, tenga sus frutos.

Atentamente, una loca al teclado.

sábado, 10 de abril de 2010

Tibia la luna,
Frío el ambiente.

Los corazones desolados ya corretean por todas partes.

Al creador de los cielos se le ha gastado el azul.
Pareciera, que sólo le quedase gris: ese blanco sucio, denso y lleno de humedad.


[ Días grises, de clases aburridas]