jueves, 28 de mayo de 2009

De madrugada


En la vigilia es a veces
cuando más cuerdos estamos.

Cuando mejor entendemos
la cantidad de sandeces
de las que ya hemos hablado.

Las ironías del tiempo.

jueves, 21 de mayo de 2009

Hasta luego.


En su casa de Montevideo. Allí nos deja una de las celebridades más humanas de la poesía.
Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia.
Ni un nombre menos de los cinco que le pusieron. Ni un año menos de los 88 que vivió, sin su octogésimo octavo verano.

Allí nos dejó, en Uruguay. Pero nunca dejará de revolotear en nosotros con cada uno de sus versos. En cada sensación, cada sonrisa, en cada pelo que me erizó y en cada enseñanza que aprendí con sus palabras.

Tan corto el encuentro. Y ahora que por fin aprendía de un poeta vivo... nos deja.

Ayer leyendo sus poemas en el Inventario este me llamó la atención:


Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la misera y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.


Mario Benedetti.


Grande entre los grandes, nunca se marchará del todo.

sábado, 16 de mayo de 2009

No.




Bonita canción.

Cosas que acaban. Cosas que empiezan. Cosas que perduran.

El tiempo seguirá pasando queramos o no.

Ya es hora de habituarse a su ritmo, ¿No crees?






Me volvieron a inyectar el oxígeno a la fuerza.
Y mientras él recorría cada conducto y mi sangre se aceleraba...

Tan sólo fui capaz de respirar, y dar las gracias.

domingo, 3 de mayo de 2009

Enmeda tus errores

Hoy dejé de predicar con el ejemplo que me enseñaste. Sé que podemos exagerar cuando la tensión nos come, pero no me es grato ver en mí algo que no es corriente.

Algo que estoy más que harta de difundir aunque la gente no me tome en serio. Algo de lo que me sentía orgullosa de entender y de haber aprendido. Y ahora me siento defraudada. Me siento defraudada por defraudarte. Incómoda.

Me he pasado esta corta vida aprendiendo de ti. Aprendiendo que si uno no trabaja y no se esfuerza no conseguirá nada. Aprendiendo que debemos olvidarnos de lo que hacen los demás y obrar como creemos correcto. He aprendido que no aprenderás a valorar un detalle hasta que te decepcionen y por eso debes librar a los demás de lo que tu has sentido en tus propias carnes.

Siempre con una sonrisa en la cara. Siempre intentando romper la tensión. Intentando sacarme adelante, sacarnos a todos. Descuidándote a ti misma por velar nuestra salud, tanto física como emocional. Demostrándonos cada minuto que somos razones por la que existir. Demostrándonos que podemos con todo lo que se nos ponga delante, que las limitaciones se vuelven cristales cuando las escuchamos de tu boca.

Y hoy me despreocupé. Hoy acaté el camino de menguar la importancia, intentando ser como el resto del mundo. Ya no era el seguro que todos esperábamos. Dejé de ser la que siempre se preocupa por no deufradar y se pasa la vida sermoneándo al resto del mundo intentando que todos obren de la manera que ella cree que es más correcta. Dejé de ponerme en el lugar de otro para simplemente ignorar. Para devaluar. Y eso no me ha hecho feliz.


No me siento orgullosa. No me siento satisfecha. Tampoco me siento tan terriblemente mal, no quiero sacar las cosas de contexto, pero la verdad es que no me gusta esa faceta. Hacer tú también lo que les dices a los demás que no es bueno hacer. De nuevo un saludo a la hipocresía. Al menos puedo darme cuenta de que es un fallo que aunque sea normal, no puedo permitirme. No debo permitirme. Y con ello no quiero decir que no me vuelva a despreocupar, porque soy humana y me equivocaré constantemente, pero debe haber algo dentro de mí que luche por mejorar, que combata y que cada vez haga que ocurra lo más mínimo.
Que pueda dar ejemplo de que es posible intentar hacer el menor daño posible a los demás.

Posiblemente no sepas del todo que no solo has sido imprescindible sino que además has sido la pieza clave para que yo hoy sea lo que soy. Has sido quien me ha animado a seguir adelante todas las veces que me he caído. La que me compone los pedazos. Y la que no sólo me dio la vida sino también la que me la devuelve todos los días.

Y... a veces no somos capaces de demostrarlo a diario, ni siquiera a menudo.
Pero, es que nunca tendré suficiente con lo que agradecerte.

Gracias por hacerme vivir y por acompañarme continuamente.

Te quiero.

Puede que me arrepienta de subir la foto porque no me gusta subir fotos personales, pero... al menos hoy te la mereces.