domingo, 7 de julio de 2013

Que tiemble el alma, que tiemble

Evasión

04:12 [[en la cama]]
Las sienes comienzan a arder como si quisiera salírseme el alma por encima de los ojos. Golpean la piel. Bum, bum ¿Hay alguien ahí fuera? bum, bum ¿Me escucha alguien? bum-bum-bum-bum-bum

Adiós Realidad.
Ahora estoy sumida en los brazos de Morfeo. Llevo tiempo soñando pero no soy capaz de recordar como empezó este sueño. Tampoco importa demasiado, el guión corre por parte del inconsciente, ¿no? Un batiburrillo de los recuerdos de hoy, los recuerdos de ayer, y los de antes de ayer. Todos mezclados según mi estado de ánimo y flotando en la superficie aquellas cosas que, irónicamente,me quitan el sueño. Todo camuflado con máscaras y símiles dantescos, por eso de los derechos de autor.

Recuerdo despertar casi agonizando con la boca seca y la garganta petrificada cuando vi su imagen en la ventana. Al volver a lo que llamamos Realidad, deshidratada, vi como no era capaz de conciliar de nuevo el sueño. Me temblaban las rodillas y sentía como se me cubría el pecho de espasmos. Sabía que mi situación corporal no era causa de un mal sueño, sino de la tensión contenida durante un largo periodo y el sobreesfuerzo. Aún así, a mi inconsciente se le ocurrió la brillante idea de asociar conceptos y reutilizar antiguas angustias.

El sueño... Él salía de repente de una habitación con los ojos vendados. Llevaba un pañuelo negro cubriéndole la vista y recuerdo algún que otro vendaje sobre el pecho descubierto. Vestido con tan solo unos pantalones cortos y totalmente descalzo. Reaparecía en mi vida, automatizado, como un robot. Pero yo no esperaba su entrada. Ya no le necesitaba ni quería en mi vida. Y allí estaba, saliendo de la habitación dispuesto a acercarse a saludarme, como si la venda no le impidiese percibir mi presencia.

Mi cara de estupefacción bien valía un poema. Se disponía a hablarme cuando dibujé una tajante negativa en el aire con la cabeza, y salí corriendo de aquel salón atropellándome con todo a su paso por el pasillo hasta la próxima sala. Cerré las puertas y me tumbé de inmediato sobre el tresillo rojo de terciopelo y estructura de madera maciza. Aquel antiguo sofá de decoración exquisita brillaba entre el caos en el que se encontraba la habitación. Había ropa y cosas tiradas por todas partes. Todo cubierto de polvo y arena, excepto el sofá. Recostada sobre la escarlata suavidad empecé a intentar hilar los porqués. ¿Qué hacía el allí? ¿por qué se comportaba como un robot, como si estuviera automatizado para reaccionar de aquella manera? Estuve mirando un buen rato al techo, pero no surgía ninguna respuesta de la escamada pintura blanca que cubría la habitación. Entonces, mientras tenía la mirada perdida, fija en alguna de las imperfecciones del techo, apareció fugazmente el azul en mi campo visual. Era él. Ahora vestido de negro. Me sonrió con lo que pretendía ser dulzura, pero no supuso más que otra respuesta automatizada. Yo volví a paralizarme ¿cómo había conseguido entrar? Él leyó la duda en mis ojos y me dijo "Windtrack" mientras me mostraba una pequeña llave dorada en la palma de su mano. Te olvidaste de actualizarlo. Ahora voy a salir, pero vuelvo pronto.  Y tras otra sonrisa salió por la puerta hacia la calle. 

Esta vez no esperé a que volviese a sorprenderme. Sellé la puerta. No entendía a qué venía esa automatización, por qué había vuelto ni porque intentaba actuar como si nada hubiera ocurrido. Toda esa falsa naturalidad impasiva. Solo tenía claro una cosa: que yo ya no le quería conmigo. Que no me importaba lo que tuviera que decir ni sus intenciones. No necesitaba explicaciones y no me apetecía aguantar tal sinsentido. 

Suena la puerta. Intentan abrir y descubren el sello. Aún así no son capaces de abrirla e intentan forzar la cerradura. 
—Ner, déjame entrar. ¿Ner? Ner, vamos. Abre la puerta. ¿Ner? Se que me oyes... Ner. ¡Neer!

Se me paralizó de nuevo el cuerpo y volví a sentarme en el brillante sofá. Escuchaba sus palabras pero no entendía la insistencia, no quería estar con él. Entonces el ruido cesó, y al percatarme de la luz blanca que entraba por la ventana, giré la cabeza y le vi. Estaba allí, tras la ventana, con la yema de los dedos sobre el cristal junto con el eco intermitente de su aliento. Su mirada se me clavaba como una daga hiriente. Tenía los ojos desorbitados incrédulos ante mi reticente actitud. La situación me incomodaba, no quería verle ni quería que me observase. Ni siquiera a través de un cristal. Así que le di la espalda y me recosté con las rodillas recogidas de cara al torso del sofá. Y empecé a escuchar como el corazón rugía. Bum-bum-Bum-bum-Bum-bum. Me rodeé la cabeza con el lateral de los brazos y solo conseguí intensificar la agonía de los latidos. Cerré fuerte los ojos. Muy fuerte. A presión. Y entonces empezó a temblarme la rodilla al compás de los espasmos pectorales. Intentaba contener el cuerpo pero no podía. La cabeza.  De nuevo esa sensación de inconsciencia, como si levitara.

Y volví a caer en mi cama. Rondaban las 5 y sentía los espasmos en el pecho, el profundo dolor de cabeza y me seguían temblando el brazo y la pierna izquierdos. Entonces, aún somnolienta, entendí que el inconsciente solo quizo dibujar una historia con retales del pasado para ilustrar la agonía por la que estaba pasando mi cuerpo tras una exposición tan prolongada a la tensión. Entendí algunos símiles y por qué había escogido esas informaciones de la memoria reciente. Lo que no alcancé a descubrir era por qué él, por qué ahora, y por qué así. Pero esta vez me  acaricié las piernas para que se restableciera la circulación y me dispuse a seguir durmiendo, a pesar de la dificultad. Me esperaba un día muy importante para el que me había estado preparando desde hacía tiempo. 

Hoy quiero guardar estos detalles en palabras ya que nunca se sabe cuando necesitaremos ideas para un guión mejor.

jueves, 20 de junio de 2013

Cuidado con la vida, que quema.

No está.
Ninguno está.
De nuevo, una vez más, sólo quedamos mis demonios y yo.

Pero esta vez las penas han quedado al fondo, muy al fondo. Bajo tierra. Y ya no soy tan capaz de oír bien sus vibraciones desde la superficie. Habré perdido oído o puede que por una vez no se me de tan mal eso de ignorar. Ahora solo me limito a tenderme sobre ellas para abrirme al sol y a sus caricias. Y escuchar los trinos de las golondrinas que me vuelan por encima. Fuera de las limitaciones terrenales, pasando a ras de de las penas para acabar alzando al infinito las alegrías.


Mucho tiempo sin vernos, Verano. Querido amigo.

sábado, 15 de junio de 2013

Desapegos

No me roces,
ni me toques,
ni me mires,
ni me tientes
a lanzarme en picado
a encenderte los oídos
acariciándote el costado,
y a llevarte siempre conmigo.
A todos lados
A cualquier sitio.


Aires

lunes, 27 de mayo de 2013

Sanadoras

Entonces se dio cuenta de lo poco que importaban aquellos detalles que solían atormentarla casi a diario.
En el momento justo después de que se le fuera la vida por la boca, estaba totalmente paralizada. Le costaba centrarse, le dolía la cabeza del esfuerzo y respiraba  bastante tranquila . Tenía los ojos algo caídos y aún un poco hinchados de tanto llorar de impotencia. Su cuerpo era ahora un mar en calma, con ondas suaves.  Se dio cuenta de que las lágrimas estaban hechas de una sustancia especial que nacía de dentro. De una chispa provocada por una gran emoción que no aguantaba estar recluida entre paredes tan enjutas. Salían como sale una ambulancia, veloz y dispuesta a sanar. Y recorrían mejillas, cuello, clavículas, incluso  hombros si hiciera falta para que el cuerpo pudiese caer en ese hechizo tranquilizador y se convirtiera en la suavidad de la marea. Sin mayor estorbo que el horizonte. Sin mayor tensión que la brisa.

sábado, 25 de mayo de 2013

Des-tino

Siempre que el dolor la ametrallaba, ella huía en busca de comprensión por los senderos más desiertos. En medio de la penumbra del camino, siempre acababa apareciendo alguien que pasaba por allí con un pequeño farolillo a devolverle el calor e iluminarle el camino.


Ella siempre fue una fiel devota de las coincidencias del destino.
Al parecer, los que la encontraban a ella no.




domingo, 19 de mayo de 2013

Estrechar el alma



Hoy quiero ser lo justo y necesario para sentir como se funden tus manos en mi espalda.





domingo, 3 de marzo de 2013

Gajes del oficio

Use

Me cuesta horrores lo de "promocionarme". Cuando le cuento a algún amigo que me he hecho una página en facebook de fotografía y escritos (un anexo a este blog), me siento como si les pidiese dinero al pasarla y difundirla para que si les gusta, le den a me gusta y pueda llegar a más gente.

No sé si es porque soy muy crítica con esas cosas y hay gente que casi te hace sentir obligado a que le promociones o que incluso te lo ruegan entre lloros y lamentos autocompasivos.

Me daría muchísimo reparo que alguien pensase así de mí.

¿Qué hay que hacer para saber promocionarse?
La experiencia me ha enseñado que en este mundo superpoblado no vale con  ser bueno. La publicidad es ese elemento clave que te permite llegar a más gente.

Ojalá mucha gente con talento tuviera los suficientes medios para promocionarse. Y ojalá todos fuéramos un poquito más "echados pa' lante" y nos lanzáramos sin pensarlo a compartir aquellas cosas que nos hacen sentir vivos. El mundo sería un lugar más rico, y podríamos aprender más los unos de los otros.

Mis dos cosas son escribir y la fotografía.
Amar, escribir y fotografiar es lo que me hace persona completa en este mundo. Sin esas tres cosas, sería un  espacio vacío. Una mancha gris en una pared blanco nuclear.

Escribir y la fotografía son mis caminos. La conexión entre la Realidad y mis vastos parajes interiores. La solidificación del sufrimiento y la alegría, del existir.


Y me gustaría que muchas más personas compartieran eso con el mundo. Que al leerme se sintieran identificados y un poco menos locos en este mundo de falsos cuerdos. Que se emocionaran. Que vieran en las fotos esos pequeños detalles  que se nos pasan desapercibidos constantemente y que pueden ser inspiradores. Que encontraran la fe y la fuerza en cualquiera de las esquinas por las que se esconde Voluntad.

Para mi, esto de promocionarme no es una manera de llegar a más clientes. No es ningún negocio. Es mi forma de vivir, de aprender y de conocerme. Y de no ser por esas personitas que tienen las agallas de mostrarse al mundo tal y como son, yo no habría sido quien soy hoy en día, y no estaría aquí compartiendo con quien quiera leerme mis miedos y deseos. Pero es gracias al arte que seguimos siendo personas.

Así que solo si quieres formar parte de este camino, me gustaría que me siguieras las huellas y aportaras las tuyas. Que difundieras mi palabra para que seamos más en el camino.

Aquí finalmente les dejo la página de Facebook:

https://www.facebook.com/mirage237

Y la cuenta de Flickr:

http://www.flickr.com/photos/mirage237/

Me haría muy feliz verles por ahí.


lunes, 25 de febrero de 2013

(des)Centrarse

Ya no sé a quien escribo.  Ni cual es el fin de arrojar tantas palabras.

Sigo pensando que hay algo que no va bien. Hay algo en mi, descompuesto.
Una especie de cerco que me limita y me encierra.

Y paradójicamente a todo esto, me siento mejor.
Me siento liberada, y llena de ganas. Me siento libre, más ligera, más abierta, más contenta, más yo.

Es tan sólo que a veces no entiendo que el mundo disfrute poniéndome la miel en los labios para no dejarme probar ni gota. Espero que al menos me los hidrate.

Como escuche hoy en una canción, "No, no, enamorado soy tan solo un animal".

Seguiré confiando en que las cosas aparecen cuando más las necesitamos, y no cuando queremos. Y ahora, duerman bien de la mano de esta maravilla.


martes, 19 de febrero de 2013

Realidades


Mentiría si dijese que no he vuelto a pensar en ti.

También lo haría si dijese que no me siento mejor ahora que contigo.