lunes, 28 de mayo de 2012

Mañanas

Mientras se hacía de día sus sollozos coronaban mi almohada. Su aliento me acariciaba la nuca.
Y al darme la vuelta, sus benditas pestañas a un palmo de mi cara. Esa impactante imagen fue la causante de mi emergente sonrisa.
Poco a poco se levantaron sus párpados, respiró hondo y al verme tendida a su lado, sonriendo, se le contagió la sonrisa.

 Buenos días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puntos de vista