domingo, 3 de mayo de 2009

Enmeda tus errores

Hoy dejé de predicar con el ejemplo que me enseñaste. Sé que podemos exagerar cuando la tensión nos come, pero no me es grato ver en mí algo que no es corriente.

Algo que estoy más que harta de difundir aunque la gente no me tome en serio. Algo de lo que me sentía orgullosa de entender y de haber aprendido. Y ahora me siento defraudada. Me siento defraudada por defraudarte. Incómoda.

Me he pasado esta corta vida aprendiendo de ti. Aprendiendo que si uno no trabaja y no se esfuerza no conseguirá nada. Aprendiendo que debemos olvidarnos de lo que hacen los demás y obrar como creemos correcto. He aprendido que no aprenderás a valorar un detalle hasta que te decepcionen y por eso debes librar a los demás de lo que tu has sentido en tus propias carnes.

Siempre con una sonrisa en la cara. Siempre intentando romper la tensión. Intentando sacarme adelante, sacarnos a todos. Descuidándote a ti misma por velar nuestra salud, tanto física como emocional. Demostrándonos cada minuto que somos razones por la que existir. Demostrándonos que podemos con todo lo que se nos ponga delante, que las limitaciones se vuelven cristales cuando las escuchamos de tu boca.

Y hoy me despreocupé. Hoy acaté el camino de menguar la importancia, intentando ser como el resto del mundo. Ya no era el seguro que todos esperábamos. Dejé de ser la que siempre se preocupa por no deufradar y se pasa la vida sermoneándo al resto del mundo intentando que todos obren de la manera que ella cree que es más correcta. Dejé de ponerme en el lugar de otro para simplemente ignorar. Para devaluar. Y eso no me ha hecho feliz.


No me siento orgullosa. No me siento satisfecha. Tampoco me siento tan terriblemente mal, no quiero sacar las cosas de contexto, pero la verdad es que no me gusta esa faceta. Hacer tú también lo que les dices a los demás que no es bueno hacer. De nuevo un saludo a la hipocresía. Al menos puedo darme cuenta de que es un fallo que aunque sea normal, no puedo permitirme. No debo permitirme. Y con ello no quiero decir que no me vuelva a despreocupar, porque soy humana y me equivocaré constantemente, pero debe haber algo dentro de mí que luche por mejorar, que combata y que cada vez haga que ocurra lo más mínimo.
Que pueda dar ejemplo de que es posible intentar hacer el menor daño posible a los demás.

Posiblemente no sepas del todo que no solo has sido imprescindible sino que además has sido la pieza clave para que yo hoy sea lo que soy. Has sido quien me ha animado a seguir adelante todas las veces que me he caído. La que me compone los pedazos. Y la que no sólo me dio la vida sino también la que me la devuelve todos los días.

Y... a veces no somos capaces de demostrarlo a diario, ni siquiera a menudo.
Pero, es que nunca tendré suficiente con lo que agradecerte.

Gracias por hacerme vivir y por acompañarme continuamente.

Te quiero.

Puede que me arrepienta de subir la foto porque no me gusta subir fotos personales, pero... al menos hoy te la mereces.

1 comentario:

puntos de vista