miércoles, 20 de octubre de 2010

Demoledor

¿Alguna vez has hurgado en un corazón?
No son mariposas precisamente lo que te nace del estómago. Sino náuseas.

Cuando introduces tus dedos en la aorta, lo único que eres capaz de sentir,
es como tu cuerpo se retuerce a medida que el olor se adentra en tu tráquea.
Y sientes como la bilis hace puenting dentro de ti. Cómo sube y baja mientras tu indagas en el romanticismo del momento.


Tú eliges como ver las cosas. Como percibirlas, sentirlas o nombrarlas.
También decides cambiar de parecer.
Lo cierto es, que ya nadie sabe qué es cierto.
Qué no.

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