viernes, 6 de febrero de 2009

Frío.


Llovió toda la noche.
Incansablemente.

Y cada estrepitosa gota de lluvia se sumía en el silencio.
Quizás en el silencio de los ignorantes, de aquellos que callan por miedo a no saber lo que dicen.
O puede que fuera el silencio de quienes viven en armonía, los que no necesitan pedir más de lo que tienen.

De una manera u otra, yo callaba. Sellando mis labios a la amargura de las palabras.


Y mi silencio era frío. Húmedo.

Como aquella apacible noche en la que mis mariposas no dejaban de revolotear y yo cerraba los labios con fuerza, por miedo a que salieran.

6 comentarios:

  1. Muchas felicidades. Me encanta tu manera de expresar lo que llevas dentro. Un saludo

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  2. Me encanta, tia, ya te lo dije la primera vez que lo lei. Lo de las mariposas fue *.* y el uso de colores para destacar determinadas palabras o frases, queda bastante impresionante porque se queda mas, destaca. Bueno, no se si me explico @.@
    La imagen tambien se sale! : D


    Byee!

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  3. conozco ese silencio. Muchas veces no sabemos a qué tipo pertenece pero, en cualquier caso, callar suele ser bastante cómodo. Besotes.

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  4. Ooh, qué texto =) Srta. Neri, soy Jose, le agrego!

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